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11 de octubre de 2009
Existe una gran ausencia de árboles en las calles de muchos barrios de Valdivia, además, muchos espacios públicos han sido ornamentados con árboles extranjeros, como por ejemplo palmeras de las islas canarias en la calle Picarte o en la calle Los Robles, álamos en la entrada de la Universidad Austral o tilos en la Plaza de la República. Todos estos árboles no son originarios de nuestro país.
Los árboles nativos de esta zona son hermosísimos, y además, poseen una serie de ventajas, incluso económicas, que los deberían convertir en la elección principal para nuestros patios y espacios públicos: ensucian mucho menos tejados, calles y canaletas, pues la gran mayoría son perennes (no botan sus hojas en invierno), se disminuye el riesgo de quebraduras de ramas pues su madera es mucho más resistente, no necesitan regadío pues están adaptados a nuestro clima, suben el ánimo en invierno, pues al no botar sus hojas, la ciudad se vería verde y no con árboles pelados, en verano nos dan más sombra que otras especies (son más tupidos), disminuyendo el calor excesivo en la vía pública o amortiguando el frío y las heladas en invierno, nos dan oxígeno y frutos comestibles, atraen fauna nativa beneficiosa (como Tucúqueres, Chunchos, Lechuzas, entre otros, que son los mejores controladores de roedores) y dan un toque de belleza increíble al entorno en donde se encuentran, que atrae y llama la atención del turista, sobretodo del extranjero que se fija de sobremanera en la flora y fauna autóctona del lugar que visita.
Creo que debería instaurarse como una política obligatoria, la utilización de especies nativas para el aumento (tan necesario) de los árboles en nuestras calles, y, la sustitución paulatina de los árboles foráneos de nuestros espacios públicos, por árboles nativos chilenos característicos de esta zona. Estos son por ejemplo: Avellano, Alerce, Coigüe, Laurel, Tepa, Canelo, Notro, etc. Las plazas deberían comenzar a repoblarse con árboles, plantas y arbustos nativos, como Copihues, Chilco, Helecho Palmilla o Costilla de Vaca, Nalca, entre muchas otras. Todas especies muy atractivas, algunas con flores bellísimas, que poseen un valor ornamental que no tiene nada que envidiar a las extranjeras. Para poder apreciar esto, recomiendo ver esta página de Internet: www.florachilena.cl donde se pueden ver imágenes y datos de una gran parte de nuestras especies vegetales.
Hace poco supe de una noticia alentadora; unas semanas atrás, en la calle “Los Alerces” de la Isla Teja, fueron plantados varios lahuén o alerces (Fitzroya cupressoides), árbol nativo chileno, que ha sido devastado por el ser humano. Es tiempo ya de querer, desarrollar y apreciar lo nuestro, que muchas veces traerá más beneficios que importar y copiar desde el extranjero. Es de esperar las autoridades tomen cartas en el asunto, pues es un tema muy importante, que además significará importantes ahorros y ganancias futuras.
Fotos:
Digüeñes en un Coigüe.
Los árboles nativos, son fuente gratuita de frutos propios (como las avellanas) o externos como este hongo parásito comestible, que además de ser bellísimo, puede ser aprovechado por el ser humano.
(Foto: Carlos Krauss Abusleme Valdivia-Chile)