PARCELAS DE AGRADO ECOLOGICAS

¿Bendición o maldición para la flora nativa?

El término "parcela de agrado ecológica" ya es una palabra de moda, y las inmobiliarias inescrupulosas lo ocupan indiscriminadamente para designar casi cualquier proyecto que tenga la más remota conexión con la naturaleza, acuñando combinaciones adicionales como parcelas nativas, y los anuncios de venta están salpicados por estos términos. Vegetación nativa como Eucalyptus (hm!?), Rosa mosqueta (hm!? hm!?) y pino insignie son defintivamente "in" para una parcela, sin hablar de la ecología y medio ambiente sano, como carretera pavimentada, de preferencia ruta 5 sur o norte hasta el portón...

Para una persona común, cuando uno habla de las parcelas de agrado ecológicas, lo primero que viene a la mente son las imágenes de lo verde, las praderas, los bosques, la harmonia entre el hombre y la naturaleza, y el resguardo y protección de estas riquezas; así se puede definir esta visión simplista y optimista del ciudadano promedio que está en busca de algo mejor que cuatro paredes de un departamento o el patio de 100 m2 y que piensa que está preocupado de los temas medioambientales.

La otra cara de la moneda la exponen los ambientalistas más radicales que están contra cualquier intervención del hombre y consideran cualquier proyecto de parcelación como un golpe bajo contra la naturaleza y la flora nativa - y tienen su fundamento, ya que es cierto que muy de cerca del hombre que toma posesión de estas tierras sigue la sombra de la destrucción, con los caminos, puentes, excavaciones, los cercos, los vehículos, pozos profundos...

Dejemos al lado el aspecto emocional de la lucha pro y contra este fenómeno de parcelas de agrado ecológicas y tratemos de considerar la situación en términos más objetivos.

¿Qué implicaciones tiene la subidivisión de los predios grandes en parcelas de agrado para la flora nativa?

En primera instancia, la creación de parcelas de agrado, ecológicas u otras, involucra la subidivisón de un paño más grande en parcelas de generalmente 5000 m2 a 10000 m2, creación de caminos de acceso a estas parcelas, su cercado. Los dueños quienes compran las parcelas harán luego un camino interior, un estacionamiento y por lo general construyen una cabaña. Todo esto suena como destrucción total del medioambiente, un desastre ecológico total...

Sin embargo, al dejar al lado las emociones y revisar las cifras con más calma aparece otra arista de este proceso de parcelación: las áreas afectadas en términos porcentuales no son tan extensas. Por lo general, considerando el ancho de la franja para caminos de acceso de 6 a 12 metros que se divide entre dos parcelas y presumiendo un frente de 60 metros promedio de la parcela que da al camino, se puede estimar que el área total bruta ocupada por una parcela estándar de 5000 m2 es de 5000 + (12 m/2) x 60 m, es decir 5360 m2 (a la superficie neta hay que agregar la mitad del ancho de la franja de acceso multiplicado por frente de la parcela). De estos 5360 metros cuadrados, se dañan irreparablemente debido a:

- Camino de acceso: 2 m x 60 = 120 m2

- Cercado de la parcela: aprox. 300 m de largo x 50 cm = 150 m2.

- Construcción de una cabaña / casa: aprox. 80 m2

- Camino de acceso interior: 30 m x 3 = 100 m2

- Estacionamiento, areas fuertemente intervenidos por trafico de personas: 200 m2

Entonces, tenemos areas dañadas durante el loteo de 270 m2 y otros 380 m2 durante la etapa de construcción/habitación de la parcela. En terminos porcentuales, son 5 % durante la etapa de subdivisión y otros 7 % durante la construcción y ocupación de la parcela. Además, hay que considerar que la oferta de parcelas de agrado ecológicas por lo general supera la demanda, es decir, en la mayoría de los proyectos de subidivisión una parte considerable de las parcelas loteadas no es vendida. Y en otra parte considerble de las parcelas que se compran no se construye, ya sea dejando la parcela como inversión para fines especulativas o simplemente postergando la construcción por falta de financiamiento; finalmente, muchos dueños que sí construyen una cabaña la ocupan esporadiamente y muchas veces con frecuencia decrescente. Todo esto se traduce en que por lo menos la mitad de los terrenos loteados no está efectivamente intervenida dentro de los lotes individuales. O sea, los daños dentro de las parcelas individuales no son 7 %, sino solamente la mitad, 3.5 %. Sumando a esto el 5 % del area dañada durante el loteo, llegamos a una cifra de 8.5 % como daño total.

Para los medioambientalistas absolutistas esta cifra puede parcer intolerable, al final, 9 plantas de 100 tendrán que desaparacer en el proceso. Pero aquí hay que considerar las alternativas: si un terreno no se destina al loteo, en la mayoría de los casos puede ocuparse solamente para pastoreo de los animales, y peor aún, si el terreno aguanta algún cultivo. Como dato anecdótico, en 2008 durante el episodio del desierto florido he visitado dos áreas donde crecen los Leucocorynes, el kilometro 236 de la Panamericana y la Cuesta Buenos Aires al norte de La Serena. En ambos lugares en septiembre había una alfombra de Leucocorynes, en caso del kilometro 236 eran L. vitatta, y cerca de La Serena eran Leucocoryne coquimbensis. La densidad de plantas eran en el rango de 2 varas por m2 para L. vitatta, y aprox. 10 varas por m2 para L. coquimbensis. A los 45 días he visitado de nuevo las mismas áreas. En el kilometro 236 dentro del terreno cercado al lado de la carretera era posible encontrar unas pocas varas en un área de 200 m2, mientras que en el área de servidumbre de la carretera (o sea un área inaccessible para los animales) habían las mismas 2 varas de Leucocorynes frutificadas por m2. En caso de Cuesta de Buenos Aires la situación era peor - en 1000 m2 he encontratado aprox. 3 - 4 varas en pie. Es decir, solamente 0,03 % lograron llegar a la frutificación, o sea, un daño de 99.97 %! En cambio, en una parcela de agrado cercana y cercada, los Leucocorynes frutificaron y tenían casi la misma densidad como durante la floración, estimadnose que 80 % de las varas con frutos seguían en pie. ¿Los culpables de esta diferencia? Ovejas en en el kilometro 236 y una gran manada de cabras en la Cuesta de Buenos Aires. Obviamente hay que admitir que estos valores no pueden compararse directamente, ya que los animales comen los frutos, y no la planta entera, la que teniendo un bulbo subterraneo puede rebrotar durante el siguiente episodio del desierto florido. Sin embargo, queda claro que a la larga, la supervivencia de las poblaciones expuestas a la depredación por los animales está más que incierta.

En resumen, obviamente que cualquier actividad del hombre quien toma posesión de las tierras va a dañar en cierto grado la flora; sin embargo, este daño no es tan grande como se piensa y por lo general es mucho menor si uno sigue explotando las tierras de modo tradicional, como por ejemplo mediante pastoreo o peor aún la agricultura.

En los siguientes dos artículos prontos por salir, vamos a analizar las alternativas económicas para los terrenos que generalmente se destinan para loteos de parcelas de agrado ecológicas en diferentes regiones y también las formas de reducir los impactos sobre la flora nativa.